domingo, 9 de enero de 2011

Sepa yo cuán frágil soy


Salmos 39:4-11
          4 Hazme saber, Jehová, mi fin,
    Y cuánta sea la medida de mis días;
    Sepa yo cuán frágil soy.
     5 He aquí, diste a mis días término corto,
    Y mi edad es como nada delante de ti;
    Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah
     6 Ciertamente como una sombra es el hombre;
    Ciertamente en vano se afana;
    Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.
     7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
    Mi esperanza está en ti.
     8 Líbrame de todas mis transgresiones;
    No me pongas por escarnio del insensato.
     9 Enmudecí, no abrí mi boca,
    Porque tú lo hiciste.
     10 Quita de sobre mí tu plaga;
    Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
     11 Con castigos por el pecado corriges al hombre,
    Y deshaces como polilla lo más estimado de él;
    Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah

Hace un par de días platicaba sobre el ciclo de la vida con una amiga que perdió un familiar muy querido. Le comentaba que es tan normal para uno vivir dentro de un ciclo de vida, con personas que tienen el mismo destino: nacer, vivir, partir de este mundo. Lo complicado y muchas veces inexplicable llega cuando nos toca tener muy de cerca a alguien que parte. En los momentos más difíciles uno trata de resisitirse a la idea de que esa persona querida ya no estará conviviendo y viviendo entre nosotros. Sin embargo, Dios nos ofrece un consuelo especial para seguir adelante.

El rey David estaba consciente del ciclo de la vida y le pedía a Dios que le ayudara a entender su fragilidad. Él sabía que si se dedicaba a amontonar riquezas, nada de esto le serviría porque Dios podía pedirle su vida en cualquier momento, todo resultaría ser vanidad.

Esto me lleva a pensar que tú y yo somos igual de frágiles que el Rey David y aunque no tenga nada que ver con la realeza y no esté amontonando riquezas,  me pregunto ¿estoy aprovechando realmente mi vida? ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué he dejado de hacer? Y lo más importante, ¿estoy viviendo como Dios quiere que lo haga?

Al leer este pasaje Dios me recordó que debo revisar mis prioridades, si Él ha quedado de lado o en segundo lugar, Él puede deshacer como polilla lo más estimado que hay en mí. Esto no para hacerme sufrir, sino para ayudarme a volver la mirada hacia Él antes que cualquier otra cosa o persona.

Si hoy Dios decidiera que el fin de mi vida ha llegado y me pidiera cuentas ¿qué le diré?

"Querido Dios, ayúdame a entender que mi vida es tan corta y efímera , como una sombra que dura solamente un tiempo corto. Enséñame a aprovechar cada día para darte el primer lugar y hacer lo que a ti te agrada. Sepa yo cuán frágil soy. Amén."


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